En La Nacional sabemos que en tierras regias es un arte poner el carbón, preparar el convivio y llevar todo lo necesario.
Por eso les compartimos esta historia narrada desde un punto de vista de un compañero no nacido en la Sultana del Norte.
Aquí su historia:
Todo empezó con una carnita asada.
Yo era nuevo en Monterrey, así como en mi puesto de trabajo, y ésa iba a ser mi primera carne asada con mi jefe y mis compañeros de la empresa.
—Por ser el novato, a ti te toca llevar lo más importante —me dijeron.
Obviamente pensé en la cerveza.
Pero no.
Para mi sorpresa resultó ser la carne.
Lo digo en serio.
Pues para quien vive en Monterrey, la carne es lo más sagrado en una «carnita asada».
Suena lógico. Desde luego.
Sin embargo, en otros estados no es así.
Por increíble que parezca, fuera de Nuevo León la «carne asada» no se comprende como en la Sultana del Norte.
En otros estados, la carne es sólo un pretexto para celebrar algo muy especial tal vez, pues empezando por el sabor, fuera de Monterrey es muy diferente.
Al menos el resultado final en el paladar es más «simple», digamos.
En cambio en Monterrey es otra cosa: pues se trata de un convivio, una acción, una costumbre que puede ser un lunes, martes o cualquier otro día, una convivencia «común», pero especial. Es algo más que adopta la calificación o categoría de «RITUAL».
Aunque no lo creas.
Y si estás preguntándote «por qué», muy probablemente no has estado en una Carne Asada Regia. Así, en mayúsculas.
Yo, que nací en otro estado, al igual que muchos otros paisanos fuera de Monterrey, no vemos este ritual de fuego y sabor como algo meticuloso, digamos.
Una vez que ya estaba frente a la caja para pagar, timbró mi teléfono. Era mi jefe.
—A ver… ¿Dónde estás y qué vas a comprar?—, me cuestionó con un tono risible.
Pues estoy en una tienda de autoservicio y ya estoy por pagar 2 kilos de diezmillo de res, respondí con la seguridad que uno tiene cuando salva la situación.
…
Luego de un brevísimo silencio, escuché un sinfín de carcajadas en mi bocina.
—N’ombre, compadre. Déjalo así —me dijo mi jefe aún riendo—. Nosotros nos encargamos. Mejor tráete los desechables. Acá te esperamos.
Entonces caí en la conclusión de que ignoraba por completo los pormenores de aquel ritual de las carnes regias.
Y para enmendar mi falta, al menos me esmeré en llevar platos desechables elegantes y los mejores vasos que encontré.
Ese día se abrió ante mí un mundo infinito de sabores, aromas y texturas para los sentidos, pues conocí cosas que si alguna vez había escuchado, creí que eran simplemente un mito.
Desde luego me refiero a la aguja norteña, al Rib Eye, al tuétano, al chile jalapeño con queso y tocino, al tomillo, a la sal marina y un largo etcétera.
En fin… Luego de un buen rato de burlas, descubrí con una cátedra de carnes asadas aquel ritual regiomontano.
Pero pude limpiar mi honor al menos cuando ellos descubrieron en Spotify la playlist «Carnita Asada 2021» que les mostré.
—
Es así cómo La Nacional también es parte de la cultura regiomontana en las Carnes Asadas, aportando con otro aspecto primordial de las reuniones como lo son platos, vasos de plástico, servilletas y bolsas de basura entre muchas otras cosas.
La Nacional, haciendo pequeñas acciones para lograr cambios gigantes.