¿Sabía usted que desde 1997 México sigue siendo el primer país del mundo en consumo de refresco de cola?

Ha tenido sus altibajos en la lista, pero en la actualidad está en el primer puesto con el mayor consumo per cápita: 163 litros por persona al año, según estudios de la Universidad de Yale.

Y bueno, aquí probablemente usted se esté diciendo «pero yo no me tomo esa cantidad».

Pues no, pero alguien más lo hace por usted.

No solo se trata de un apuro serio de salud, también representa un problema de contaminación por las grandes cantidades de botes de plástico que se utilizan para vender los refrescos.

Aunque parezca increíble, las estadísticas indican que una familia mexicana destina el 10% de su ingreso total a la compra de estas bebidas dulzonas.

Y a eso súmele que en México los niños llevan un estilo de vida sedentario, y con la pandemia ni se diga, además de que en nuestra dieta predominan alimentos altos en grasas, sales y azúcares. Pues qué más le digo.

Es un coctel preocupante sin duda.

¿Cuestión de tiempo?

No lo sabemos con certeza.

De lo que sí estamos seguros es que desde ya podemos hacer conciencia y sumarnos a la cruzada con acciones tan básicas como mencionar esta información en temas de sobremesa (donde quizás haya un envase PET a la vista).

Lo más curioso de la estadística que nos pone en el primer puesto es que el país que nos sigue en la segunda posición es Estados Unidos con un 40% menos de consumo por persona: 118 litros al año.

Es una realidad. En México no solo nos falta cultura del consumo responsable, también nos falta la cultura del reciclaje.

De acuerdo, ya tenemos algunas empresas enfocadas a la optimización de desechables ecológicos, pero sigue sin ser suficiente.

Por fortuna, Coca Cola construyó en el 2014 la planta recicladora PetStar, considerada la más grande del mundo para tratar de contener este asunto.

Se calcula que la empresa de la botella curvilínea, en conjunto con IMER, proyecto de sustentabilidad de la misma compañía, procesan 90 mil toneladas de envases PET al año.

En nuestro país es muy común la frase «se cree la última Coca en el desierto» cuando alguna persona se refiere a alguien más con aires de grandeza.

Sí, es un ejemplo que denota cómo incorporamos esta bebida en nuestros dichos populares.

Casi casi la tenemos hasta en la sopa si consideramos todos los productos que manejan estas compañías con un sinfín de envases de muchas formas y tamaños.

Y el estudio indica que de todo ese consumo, cada mexicano tira más de 7 kilogramos de botellas vacías al año.

Esto se traduce a 780 mil toneladas en conjunto.

Desde los 80, la opción de usar recipientes PET fue muy atractiva para estas compañías, pues representaba varios beneficios industriales.

Nos referimos a que un envase desde entonces tenía las peculiaridades de ser:

  • Barato
  • Flexible
  • Resistente
  • Irrompible
  • Liviano
  • Impermeable y…
  • Reciclable

Sin embargo, aún en esta época en la que sigue el aumento del consumo de estas bebidas, solo se recicla un 20% de lo que se produce.

El 80% restante se queda en calles, playas, ríos, etc.

Hay poblaciones que, a pesar de estar tan distantes, les llega la venta de refrescos, mas no tienen sistema de recolección de basura para estos envases y otros desechables.

Además, se estima que, del 100% de desperdicios que generamos en el mundo, el 30% es PET.

¡Y ya basta!

Hagamos un alto. Recapacitemos y actuemos.

Es ahora el momento de hacerle frente a la lucha contra la obesidad y a la acumulación de envases PET sin el debido reciclaje.

Se trata de un asunto de todos. Súmate a la cruzada, pues a cada uno nos toca poner de nuestra parte para darle la importancia que se debe… que siempre ha sido primordial.

Hagamos eco.

Porque en La Nacional hacemos pequeñas acciones para lograr cambios gigantes.

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